CUENTO DE CACAIMA / CAPÍTULO 9

LAS BARRICADAS ROJAS

Se  acercan las huestes del hombre acorazado, los mensajeros del clan colibrí han vuelto con noticias del armamento y el número de hombres que avanza por el valle hacia la montaña, son cientos y les acompañaban feroces bestias, animales endemoniados, que destrozan la piel de los hijos de la tierra, con tan solo escuchar la orden de sus amos, nadie escapaba a sus fauces y a su olfato…

Traen enormes artefactos que escupen poderosas bolas de fuego, que destrozan a quien se ponga en frente. Sus animales de carga son increíblemente altos y el hombre bárbaro tiene el trueno en el poder de sus manos.

Cacaima no deja de pensar en los escudos y las espadas inquebrantables de sus rivales, tampoco deja de pensar que bajo el filo de su acero han muerto los valientes que se resistieron a la invasión tirana.

El gran líder del clan del valle, Serpiente Resplandeciente, murió estrangulado por negarse a darle su devoción a los extraños objetos, que para el hombre de hierro eran venerados, reliquias más importantes que la vida y el aire… El símbolo de su Dios clavado en la madera desangrándose, era la advertencia de muerte a todo lo sagrado. Es comprensible que si aquellos hombres desalmados habrían asesinado a su propio Dios, no tendrían misericordia con ningún ser humano.

Cuando llego el momento de emprender la avanzada, e ir al encuentro de los demonios devoradores del brillo solar al que le llamaban oro, Cacaima conformó grupos de 20 hombres para asumir todos los flancos de la batalla, preparó el asedio para detener el avance y guiarlos por el camino más complicado,  dejando  trampas para que fuese imposible su paso y así detener por un largo tiempo su llegada.

Las barricadas se fueron construyendo en lugares estratégicos, en completo silencio se levantaba la fortaleza roja de la resistencia, el achote en sus rostros reflejaba la furia y el fuego humano con el que se encontrarían las hordas pálidas y siniestras de los hombres barbados.

Hombres provistos de lanzas salieron marchando en todas las direcciones, sus rostros con coloridas pinturas expresaban la determinación inquebrantable de defender a toda costa, la vida y costumbres de su pueblo, armados con flechas, bastones y toda clase de herramientas, la Nación Panche marcha con toda su fuerza al encuentro del inclemente victimario.

Mientras tanto, en el otro bando, el capitán de la tropa avanzaba cauteloso por la selva, los perros comienzan a inquietarse, el sol y el ruido del viento se acrecienta, las aves anuncian la presencia hostil de sus ruidosas armaduras, se abren camino rompiendo la selva con sus espadas,  los caballos respiraban agitados mientras trituraban el suelo con sus patas, el sudor y los insectos inflamaban la piel, el hambre y la sed hacen retorcer sus estómagos, todos los animales huyen de su presencia y solo encuentran pequeños frutos que no comen por miedo a envenenarse.

Durante semanas se han alimentado de sus zapatos y cinturones hervidos con sal y especias para no desmayar de hambre. Aun así, su avaricia, la obstinación que los mueve es superior y sus mentes están dispuestas a todo por obtener poder, las riquezas de las nuevas tierras les provocan una alucinante fiebre, que hace de su ambición el arma más contundente.

Cacaima escucha la señal de los animales que avisan la presencia del enemigo,  tras la barricadas de troncos y piedras, toma una de sus flechas, tiempla su arco y agudiza su mirada justo al frente, su corazón se agita, todos se preparan para el terrible encuentro.

Continuará…

Los invitamos a estar atentos al lanzamiento del próximo capitulo el siguiente mes!